sábado, 30 de mayo de 2015

La despedida de Claudia







La Luz que es Elvira en forma de figura resplandeciente, me propuso seguirla a través de instantes del tiempo con instantáneas de explosiones lumínicas. El tiempo y el espacio se configuraron igualmente, en un nuevo instante perteneciente a la época en la que nos conocimos en el pueblo de Labora, hará ahora dos siglos.

Estamos en una habitación, con poca claridad y decorada a la usanza de entonces, recargada con ostentosidad. La mujer postrada en la cama pertenece a una estirpe adinerada, tendrá alrededor de los setenta años, es su último día en la tierra y Elvira, quiere que yo conozca el significado del amor que aquella mujer, está a punto de llevarse consigo. Dueña de la hacienda en donde trabajara Elvira siendo hombre. Una mujer me dice, cumplidora del protocolo social y apariencias, tesorera de la avaricia y las inquinas, desconfiada para dar y permisible para recibir.
      
Un fugaz pensamiento se detuvo en mí para ser contestado por Elvira.

─En el tiempo de la materia ahora estoy trabajando para ella,  ignorando la solícita comparecencia que la esencia de entonces y ahora, se ha unido para liberar y acompañar a la mujer que sin ser cariñosa con el hombre que le presta sus servicios, tuvo un acuerdo con ella antes de los dos nacer; sería yo quién la viniese a recibir para que tuviera el camino iluminado.

El dosel opaco color bermellón cuelga retirado a los lados de la cama en la que Claudia está inerte, quedan escasos minutos al corazón para que cesen sus latidos y a su manera, Claudia comienza a despedirse de ella misma.

Sentado sobre la cama y reclinado sobre su pecho se encuentra uno de sus hijos, finge estar triste y lo consigue. Coge una mano de su madre y la acaricia, la suelta y le pasa una por la frente con delicadeza. Traga lágrimas secas que por alguna razón, no quisieron ser expuestas a la vista. De pie y algo alejadas, dos hermanas de Claudia se abrazan sin saber alegrarse o, sentir la pena que el momento requiere, con sendos pañuelos blancos se enjuagan las pocas lágrimas y entrelazan sus manos con rictus penoso. De hito en hito miran a la moribunda y al hijo cruzando fugaz mirada con éste.

Asustadas por la indecisión de asumir el siguiente movimiento del drama, acatan el mandato del sobrino de avisar al Don doctor de todas las curas y causas. Regresan con él igual de compungidas y ansiosas de sufrir un poco más. El hijo dedica a su madre su último suspiro de congoja mientras, su mente se va alejando a una ocupación próxima y más placentera. En la habitación están todos los que en ese preciso momento han de estar y Claudia, decide irse.

Elvira toca mi mano con sus dedos de luz y permite que pueda sentir "algo" significativo para mí, y que está a punto de sentir Claudia.

Su organismo físico está paralizado, incapaz de realizar ningún movimiento, el estado corpóreo es de una absoluta relajación y atenta consciencia. No siente malestar, quebranto o enfermedad, y se percibe un dolor justificado por la ausencia de sus otros dos hijos. No están junto a ella en ése único instante tan especial e irrepetible. ¡Cuánto le hubiera gustado sentir por última vez la cercanía y ternura de todos sus hijos unidos! Se va a marchar y no puede decirles que siempre los quiso, tampoco tiene fuerzas para decírselo al que tiene a su lado, y sus hermanas pensarán que nunca fue cortés con ellas. ¿Y qué pasa con todos los demás?, se dice a sí misma que nunca se conocieron de verdad. ¿Hice las cosas con corrección? Entonces hace un esfuerzo para abrir los ojos y encontrar las respuestas en la mirada de sus queridos, no lo consigue y se conforma; ahora ya nada importa, se va a marchar de todas formas. Los pensamientos se van alejando hasta desaparecer por completo.

Claudia nota la sensación de unos gusanos enredándose por los muslos, presiente que la muerte está llegando a ella más placenteramente de lo que esperaba. Ahora un fino hormigueo le roza todo su cuerpo y recibe con agrado esa vibración. Se atenúa y convierte en una arrulladora energía portadora de bienestar que tan sólo, le emite paz, deja que se instale en ella y la reconoce, siempre la tuvo cerca y nunca la supo sentir. Le parece que todo su contenido interior se vuelve aire saliendo por las espitas de su epidermis, quedando lo de dentro fuera y con una vacuidad de no pertenecerle nada de lo que tenía. No sabe lo que ha pasado ni hecho para sentirse tan maravillosamente bien, y deja que la voluntad sea, de quién esté dirigiendo su transformación.

Ahora empieza a considerarse conciencia y a medida que la paz se va formando en luz saliendo por el cuerpo, escucha un fogonazo intenso saliendo de ella recordándole al tiro de una escopeta. Se ve a sí misma como una chispa de luz dentro de un contorno iluminado. Recobra la cordura y deja de percibir, no alberga dudas y conoce la verdad de su existencia. El tiro que le pareció escuchar ha salido del corazón de su hijo, quería verla muerta para disfrutar de la herencia. También puede leer en los corazones de sus hermanas un sentimiento parecido. Está apenada por no haber sabido vivir la vida con sentimientos de gratitud y generosidad. Y acepta el aprendizaje.

La habitación se ha convertido en una esfera de incontables puntos con colores brillantes. Es como un jeroglífico que puede descifrar y leer sin interferencias, y cada uno de ellos refleja lo que ha sido en la vida que deja. Comprende, que acaba de reconocer el amor que corresponde al Todo, muy diferente al que ella expresó y al que le están ofreciendo los seres queridos en su despedida. Siente que esa pena extraña se la lleva para poder comprenderla mejor. A continuación todo lo que veía ha quedado de un blanco purísimo, y yo, dejo de ver y captar lo que a continuación ocurre, y puedo imaginar su encuentro con Elvira y con aquellos seres que la esperan para recibirla.  
                     
                        ***                                     

Me he quedado solo, suspendido como una cometa en el aire del infinito, como si todo movimiento hubiese cesado y estuviera esperando una orden, el siguiente paso o el retorno en donde me dejé. Entonces visualizo una escena en la que no conozco a sus participantes. Claudia en la vida actual padece de un mal común, poco entendido y con diagnósticos equivocados. Sufre depresión crónica, arrebatos suicidas y una terquedad de no sentirse lo suficientemente necesitada por su esposo e hijos. No entiende la angustiosa situación por la que está luchando. El misterio para su curación es lo que la mantiene encadenada. Solo ella a través de la exploración hacía su interior, logrará asimilar y aceptar lo que a todas luces es infundado. Su familia actual la quiere.

"El amor que retienes es el dolor que te llevas"
Vissaeus a Alex Collier.



Hoja del diario de; "Un viajero en el tiempo"

Mila Gomez.




miércoles, 27 de mayo de 2015

ELVIRA



Me encontraba en un dominio astral sonsacando al Universo cuando apareció ella, Elvira. Una figura de luz inmensamente hermosa, ¡tanto!, que me conmovió, y para lo cual no cuento calificativo que pueda igualar lo que irradiaba. A Elvira la conocí siendo ella hombre, en un pueblo llamado Labora, dos siglos atrás, en la actual, poco coincidimos, se fue de nuestro lado hace unos años, siendo niña. Aprobó todas las lecciones que la escuela de la vida le propuso aprender. Con una voz y sonrisa que me pareció sacadas de las mismas estrellas, relató.




   

      Los padres que dejé continúan sufriendo mi pérdida, les visito a menudo y les hablo y abrazo en sus sueños. Ellos creen que me perdieron para siempre, sin embargo, es ahora cuando en verdad cuentan conmigo. Con cada muestra de cariño que recibí me iluminaron avanzando juntos hasta las puertas del cielo. No sienten que fuera así, se preguntan si pudieron hacer algo más por mí. Hay una culpa inmerecida. Me apena no poder decirles que los tres evolucionamos cada uno dentro de su frecuencia amorosa. El amor con el que fui despedida ha sido mi regalo para que vivan felices. Sé de ellos en todo momento, mi madre ha sentido mi presencia alguna vez, duda de su tacto sensorial y acalla sus propias voces. Mi padre no sabe que sigo existiendo más allá de su corazón y mente, que soy y seré parte de su continuidad y nada podrá separarnos, y que seré yo, quien les venga a recibir cuando nada tengan que decirle a la vida que conocen.

     La historia que compartimos,  se remonta a dos vidas atrás de ellos, entonces fui hombre y al que conocí mejor fue a mi padre, de nombre Nicolás. En cuanto a mi madre, conocía su nombre y un vago aspecto de su figura con el uniforme de doncella. Él era reclutador y el supervisor de obreros para un importante hacendado, yo fui uno de sus elegidos para la tarea de horticultor. Tenía trece años y un precario esqueleto por la escasez de comida, que diestramente suplía con anchos ropajes heredados o donados, eso me daba igual. Lo que me importaba era el dinero que con el trabajo podría entregar en casa paterna, por lo que  oculté que era inexperto en la tarea que se me encomendaba.

     Nicolás ganaba en fama de violento y hostigador, respetado por el miedo que generaba su poder de otorgar trabajo, entre otras cosas. Al conocerle, no me pareció ni bueno ni malo, alguien inexpresivo cuyo poder radicaba en el foco de atención que su mente considerase para idear un plan. En el primer día de trabajo, ya noté su mano diestra dejarse caer con dureza sobre el mentón izquierdo de mi cara. No servía para el trabajo pero me dio otra oportunidad salva vidas. Me esmeré hasta el límite, y en pocos meses la cosecha emergía, a opinión de Nicolás, raquítica como yo.

     Todo el servicio realizado en los muchos años al arrogo de aquel tirano, dejó secuelas físicas en mi espalda y rostro, sin embargo, no tan profundos fueron sus miserables insultos en mi mente y corazón, a pesar de no entender la tomadura en mi persona. Me llevaba la palma a los no premiados, sin que por ello se libraran los demás empleados de recibir sus atrevidos obsequios. Encontraba la manera de encontrar el punto débil en sus vasallos, para él casi todos, y una vez hallado, allí hincaba el anzuelo.

     Nadie le quería de verdad y todos le temían. Lo que ofrecía Nicolás era temor, y miedo era lo que recibía. El amor, en su auténtica llanura, no lo recibía por no proponerse ofrecer lo que sin duda albergaba en su corazón. Todos conocemos el amor y el miedo, y él quiso inclinarse por el que le diese más valor. La hacienda era un ir y venir de extrañados. Reconozco no saber, qué simpatía de Nicolás emanaba tras su ferro armazón, que había llegado hasta un rinconcito de mí ser. Por él, un hombre que no sabía dar amor ni en pequeñas dosis, sus hijos desconocían de él el roce de sus labios y lo que recibían, palmadas más bien toscas y a destiempo. En mis reflexiones le disculpaba, nadie que no sufra el desamparo del cariño y la autoestima, puede infringir tales carencias, lo pensaba alguien que conocía el afecto mutuo de una multitud. A su funeral asistieron dos docenas de familiares y conocidos comprometidos, y yo.

     Pasaron dos lapsus de mi memoria hasta volvernos a reencontrar. Nicolás había suavizado el carácter gracias al contexto que eligió, y a su posterior regreso a la tierra. Ya no era lo que fue con el cuerpo que le conocí, no obstante, el amor seguía siendo un enigma y se esforzaba en detectarlo. Me ofrecí a venir como hija suya de una manera especial. Mi misión consistía en darle a conocer el amor de verdad.

     Vine con escasa visión ocular y malformaciones congénitas que la medicina tradicional catalogó de poco menos que irreversible. En casa adoraban y cuidaban a la frágil pequeña que mi cuerpo les mostraba. Los médicos avisaron a mis padres del riesgo que correrían los futuros hijos que decidiesen tener, cabría la posibilidad de que si no todos, algún descendiente más desarrollase el temible desarreglo físico. Pero yo no nací en aquel estado a causa de ningún desajuste biológico o terrenal, con lo cual los futuros hijos nacerían con salud. Fue mi decisión, aprobada por Aquellos que mantienen a salvo la Fuente de Inspiración. Era mi última venida con aspecto físico y quería ofrecérsela a Nicolás.

     A mis padres no les importó el vaticinio de los médicos, y comprendiendo que yo significaba para ellos lo equiparado al amor, decidieron tener tres hijos más. A medida que el amor en ellos se extendía en rapidez por el hogar y las casas vecinas, el tiempo para mí se acortaba, me estaba liberando de mi cargo y antes volvería a Casa. Pronto todos pudieron ver a Nicolás derrochando amor por su hija Elvira, la única de sus cuatro hijos nacida para ser ejemplo del amor en los demás.

     Mi padre jamás perdió la esperanza de verme recuperada, su vida la tenía dedicada a mis cuidados, mimos y darme la máxima alegría que compartía con el resto de la familia. Cuando supe, que el cupo del amor habido para ofrecer a mi padre, el Nicolás conocido de otra realidad y prejuicios, estuvo instalado en su corazón y reconocido sus efectos sanadores, me vinieron a buscar y depositaron en la luz que soy ahora. Tenía ocho años. Cumplí con el trato y liberé a mi padre del miedo a reconocer su naturaleza amorosa y sencilla. Le he dejado en herencia para sus próximas vidas, el acercamiento a otros seres con respeto y humildad, y en esta lo está llevando a cabo.

     El sufrimiento de Nicolás es parte del proceso, el amor cuando no se entiende en una versión más extendida, produce incertidumbre y un pesaroso abandono. Yo calmo en ellos la parte que unida a mi luz, reconoce la libertad por la que optamos estar unidos, y pasar por un sendero que de estrecho y dificultoso solo tiene lo que la mente entienda por ello.  



Segunda parte y final la puedes leer Aquí

Hoja del diario de; "Un viajero en el tiempo"

Mila Gomez.



viernes, 22 de mayo de 2015

Espectáculo de luces y sonidos




   En los soplos de ocio contemplar extensiones silvestres jalonadas de expresiones vivaces y exóticas, permiten limpiar las áreas ásperas adheridas en mi campo áurico, volviendo a sentir espacios aquietados y negados. En la montaña creo que puedo leer mi camino a la vez que avanzo por las rocas, por los enraizados pinares y por un batiburrillo de brotes menudos con florecillas de colores. Inspiro las erupciones de la tierra y el sonido del movimiento que trae los aires. Extiendo la vista hasta despuntar alguna estrella y persigo el vuelo de los buitres y águilas para recordar, que puedo llegar tan alto como ellos dentro de mi hábitat. Pienso, que el ojo humano está capacitado para integrar la belleza que la Naturaleza con sus paisajes regala. 

En el himpas de la duermevela un atisbo en mí, quiere volver a recorrer el mismo espectáculo, verlo  con otros ojos, con los que no pertenecen al cuerpo. Sucumbo al saludable despliegue de las células hasta verme como quería. Voy al mismo lugar que me ayudó a despojarme de impurezas y me recreo y experimento el secreto de la vida. La Tierra me parece un hermoso planeta y me fundo con sus aromas para que ella también pueda aspirar de mí y sepa, que estoy de su lado y la comprendo.

Esta vez viene a compartir conmigo tan singular unión mi querido Guía Francisco. Ha aparecido entre las luces de las piedras y los flases coloreados de los árboles. Llega hasta mí dejando tras su paso un halo acolchado de luz blanca, el amor que inspira sigue siendo contagioso y sonrío con gratitud. Es una ocasión que sabe, necesito su inmaculada cortesía para orientarme mejor en mi sueño como humano. 

Los escenarios de la montaña cambian sin yo notar los movimientos. Pilares de luz van descendiendo a la vez que me elevo sin llegar a ver sus principios. Tengo la sensación de conocer que los pilares de luz son energía destinada a la Tierra. Cada uno proyecta una coreografía perfecta de luz y sonido, es como si la misma luz tuviera capacidad de expresarse en un lenguaje y que de alguna forma, muy en nuestro fondo, podemos entender por ser igualmente creados con los mismos caracteres.      
 
Francisco indica de entrar en una de las columnas, y siento que se desvanece hasta el recuerdo biológico que al despertar volvería a identificarme. No posee nombre lo que experimento, es como si fuese tan transparente que a través de mí pasa la energía de los colores, las estrellas y los soles. Empiezo a girar sobre mí como si fuera un bucle de cabello, y absorbo igual que una esponja información procedente de algún ancestro luminoso. Al detenerse el generador por el que gratamente fui poseído, un espeso contraste de nuestro mundo me hace verlo triste y apagado, ¿tanto nos condiciona un cuerpo? ¿Acaso nada hay allí abajo que nos devuelva la percepción de lo que somos? ¿Cómo es, que seguimos viviendo en una dimensión tan densa? Detengo ese pensar absurdo, que tan mínimamente cruzó por la mente y resonó en todo el Universo. Tan solo había distinguido una parte del mundo que yo veía desde la perspectiva de un cuerpo.

Francisco tiene el rostro afable, va  a contestarme pronto, sin embargo, en estos momentos felices poco importa nada, salvo cuando regrese a la noria de mi circo, allí abajo, en ese mundo que hemos creado con más esfuerzo que alegría y que al fin y al cabo, es una obra grandiosa en la que hemos participado todos. Un regalo mutuo que nos ha costado entregar y que ahora disfrutamos juntos, apenas un grano de arena entregamos y recibimos en compensación los granos del resto. Somos inmensamente ricos y poderosos. Desde aquí arriba, que no es arriba porque puedo abarcar más parámetros, el mundo en el que vivo me parece una auténtica maravilla, y no entiendo, ni una de las quejas a las que le sometemos. A todo este raciocinio, tan fugaz como el sonido de una gota de agua, Francisco no me respondería, de momento no era relevante sacar conclusiones de mis pareceres. 
 
Hoja del diario de;  "Un viajero en el tiempo"
Mila Gomez 


Un dinero con valor






Es fácil comprobar el valor que se le da al dinero, tan complejo material que nos tiene pillados por el cuello, tan tentador y curioso que nos hace ir tras la pista de algo que aún no existe, no es más que una idea.

El dinero es diestro en atraer prestigio de domingo y amistades de su condición, y te deja avanzar o retrasar en lo que le cuesta prender a un cohete.

Somos capaces de rendirle tributo trabajando con el justo descanso para obtener de él, artilugios baladíes que dejan de interesar al poco, volviéndonos adictos de nuevas propagandas.

El dinero al igual que el resto ofrecido por la vida es maravilloso, que manía tenemos de insultarlo y atesorarlo para que no se nos escape.

Todo lo que queda atrapado pierde la libertad de aportarnos beneficios. 

Mila Gomez 


domingo, 17 de mayo de 2015

POR SIEMPRE DOLÇA


 
                               Hoy has decidido marcharte querida Dolça, la más tierna criatura que jamás mis brazos sostuvieron, y lo has hecho en los brazos de aquellos que tú considerabas tus papás, nos has ofrecido tu último suspiro, mirándonos a los ojos y sin ningún lamento. Te diré mi linda niña que tú has sido para nosotros nuestra hija, la única que Dios nos ha concedido tener, y orgullosos hemos estado y estamos de que así sea. Nuestra gatita pequeña y hermosa, llegaste a nuestra vida como una luz, nos has iluminado el camino y ahora que te has ido, continúas iluminando nuestros corazones. Has sido un alma pura, inocente y perfecta en un cuerpo pequeñito y hermoso. Cualquier cosa que diga para alabarte sería insignificante en comparación con el inmenso amor que nos has profesado en tus catorce tiernos años al lado nuestro. Ni siquiera en estas dos últimas semanas en las que te has ido apagando poco a poco, has dejado de estar presente, con tu belleza y gracia, y con tu integridad de gata. Has sido justo lo que esperábamos de ti, mi bebe dulce, tierna criatura de Dios, compañera de tantas horas y fiel con tu misión; alegrar la vida de dos personas que no llegaron a amarte tanto como tú nos amaste.
 
Sabemos que no querías marcharte, te venían a buscar los Ángeles y te negabas a irte, solo querías quedarte un poco más con nosotros, lo sé, ha sido tu corazón desbordado en amor el que te ha impedido quedarte, pues tu alma ya pertenecía a otro nivel más elevado del que estabas acostumbrada a vivir. Mi niña bonita de ojos azules y mirada transparente, viniste al mundo para hacernos mejores personas, viniste sin subterfugios ni caretas que nadie puede decir que no te conocieron tal y como eras. Nuestro tesoro, diamante en bruto, ¡Cuánto te amamos!, Y ¡Cuánto te extrañamos ya! Has dejado vacía la casa y a nuestros corazones llenos de agradecimiento. Tan inteligente que acudías a nosotros al nombrarte con tantos nombres diferentes; hija mía, Dolça pequeña, tierna niña, bebe precioso, amor mío y un largo etcétera que ahora, me parece corta la lista y seguimos agrandándola para que nos escuches desde tu nuevo hogar. Del resto que nos queda de vida, no hay suficientes gracias; por decidirte quedar junto a nosotros toda tu intensa, amable y adorada vida. Gracias, fiel, amiga e hija Dolça, contigo hemos enviado una parte de nuestro corazón y alma para que te acompañen en la eternidad. Nunca has sabido ser agresiva, has sido Dulce, como tu nombre. Ojalá en una próxima vida volvamos a encontrarnos, y ojalá, que nos reconozcamos. Acuérdate flor mía, cuando llegues a la presencia de Dios, de darle tu nombre y apellidos completos para que Él, te santifique con un cuerpo de linda personita para tu próxima experiencia, junto a nosotros, deseamos, y esperamos que tú también.

Esta noche en el Firmamento alumbra una nueva estrella.
Te queremos, te amamos. Hasta pronto amada nuestra, gatita Dolça.



¿Quién Respira en mí?




¿Quién respira en mí?  -Pregunté a mi Guía "Francisco."
 
Respira Aquel que te sigue a todas partes, que no te deja a sol ni a sombra a pesar de no dirigirle la palabra y que desconozcas su nombre. Es Aquel que aún cuando ya no existas, seguirá no sólo recordándote, también te espera para embarcarse en otra aventura contigo. Es Uno que te ha hecho la promesa de no dejarte perdido en las brumas de la locura. Y cuando comprende que por ti mismo ya no puedes avanzar, te da tregua a que reposes hasta haberte restablecido. No temas que Él te reconocerá, igual que a todos a los que ha conocido, puesto que os desplazáis dentro del mismo viento, sujetos por la misma llama de la vela que sostiene El Espíritu.

No hay pérdida posible para Aquel que respira en ti, y conoce el camino de venida y retorno de tantas veces que se lo has hecho repetir. Tú, sin embargo, sigues sin notar no sólo Su Presencia, sino, que en tu osadía de considerarte independiente, te has olvidado de cuál es Su función para contigo. Te ha dejado una pista en un miembro considerado por ti, de importante, aunque aquí también yerras de distraído, puesto que ignoras a que se debe que se colocara justo en ese punto concreto de tu cuerpo en dónde se halla, lo que tú nombras corazón. Préstale atención y te sorprenderá, eso que escuchas, es el eco de Aquel que respira en ti, ¡es tan profundo, sincero y fiel tuyo!, que recorre sin descanso uno por uno todo el consorcio de tu sistema para que tú, continúes divirtiéndote en un mundo que crees el único. Fíjate como tu cuerpo se mueve gracias a sus latidos, incluso cuando descansas en los sueños, continúa trabajando para ti, y eso sin que le prestes la mínima consideración. Piensa, que si, sin fijarte en la destreza de su acto consigue hasta hacerte bailar, ¿qué no hará por ti si lo escoges de aliado? Puedes empezar por acompañarle unos minutos al día, deteniéndote por su lecho con las manos, ofreciendo y recibiendo aire para el que nada exige.

Lo que si le gustaría, notar en ti, que alguien te da vida, le gustaría que para variar, él fuese a lo primero que saludases, y después, durante el día, ya te iría cautivando. Y le gustaría, para que te sientas mejor, no demorases la presentación. Éste querido amigo, es el corazón, ese miembro tan valorado y que no tiene valor, y su color se asemeja a la vela de la llama que os mantiene juntos, es el que te acerca o aleja de Él mientras respira en ti. Y es a través del amor con que fue depositado en ti, te reúnes con todos los que Él conoce.

Aprende que aparte de respirar en ti, también ama por ti, y el amor, es lo que le alimenta. Si en todos tus actos diarios por insignificantes que te parezcan, ofreces la mano generosa del aprecio, el aprecio torna al lugar de donde salió, es decir, al corazón, éste, al rebosar de alegría, no podrás por menos de sentir amor. El amor, que es un contagio beneficioso, se propagará por doquier, y quien respira en ti alojado en el corazón, se lo llevará a todos los que conoce. Cuánto más seas capaz de sentir amor por todo lo que tú presencia abarca, más luminoso se hará y mejor podrá respirar, si andas con tus rabietas, indecisiones y prejuicios, poco amor van a recibir aquellas personas y tareas a las que dedicas el tiempo. Y él te dará, lo que reciba.

Si tu cuerpo enferma o resiente, se debe a que tienes alguna carencia, y por tanto, al no haber recibido suficiente alimento, no te puede dar aquello que crees te falta. Sin amor, el corazón se marchita. Lo veréis al ir envejeciendo y comprobar que os persiguen las dolencias y rostros de los traumas. Si tú alimentas al corazón con su alimento, el amor, sin olvidarte de su verdadera misión para contigo, mantenerte sano, el corazón te garantiza, que respirarás alegría y bienestar hasta el momento de reposar con Él.
Hoja del diario de; "Un viajero en el tiempo."

Mila Gomez

miércoles, 13 de mayo de 2015

El bien vivir



El bien vivir se complica por no saber calcular su precio. Nos empeñamos en que los demás cambien de dirección cuando todos tenemos establecidos un ritmo, y aquel que cambia por la voluntad de otro pierde el paso y deja de ser el mismo. Y el que cambia porque así lo quiere, vive feliz sin reprocharle nada a nadie. ¿Cuánto dura la felicidad de quien va por un camino trazado por los demás?

¡Hasta nos renovamos a nosotros mismos! ¿Quién no se ha sorprendido alguna vez que teniendo un determinado sentimiento, algo o alguien no le hizo cambiar de opción? ¡Si afinamos el orgullo y la pose para dar buena impresión y destacar ante los demás! Comparaciones son llevadas a un grado de insensatez por presumir de una veracidad anodina.

Construimos descontentos hacía alguien creyendo ser castigados, o culpando de un daño que uno mismo ha causado sin reconocerlo. Nos gustan las quejas y saborearlas con premeditación, nos auto castigamos, saboteamos y desvalorizamos. Cada cual parece vivir en un mundo aparte con sus razones de primera mano. Damos importancia a lo externo, y consumismo la vida en pleitos y disgustos en lugar de extraer su néctar.

Olvidamos dar las gracias a la vida por su contenido, tan extenso, variado y plenario. Al planeta Tierra por acogernos tantas veces y permitir que pisemos en ella para sostenernos. Hemos olvidado que respiramos el aire que el cielo contiene, ese vacío inmenso que está lleno de oxigeno. Al agua, que a pesar de haberla desviado de sus cauces continúa deslizándose por nuestras gargantas. ¡A tantas cosas valiosas que les hemos restado valor! 

Creo, que olvidé cosas importantes las cuales ahora  mantendrían mis emociones estables. La vida es igual de hermosa que mi reflejo, por algo soy proyectista de mi universo. La vida es el juego más excitante y divertido en el que nunca nos hubiéramos atrevido a participar por separado, ha sido idea de todos estar colocados en un determinado puesto de la cancha. Quizás alguno, no esté alentado con su jugada o recibió pelotas que le no iban destinadas, o tal vez, no supo devolverlas debidamente. Por suerte, en el mundo del libre albedrío en el que se vive, se tiene la opción de trasladarse de equipo y manejar la situación desde y, con otra perspectiva.

Algo de esto debe estar ocurriéndome, el juego se me fue de las manos y toca reinventarme para no quedar descalificado. Aún no sé adónde iré a destacar mis aptitudes ni qué será, lo que me ayude a franquear el pasillo, pero sé, que estoy dispuesto a encontrar la salida que nivele mis oportunidades. El juego no termina con la retirada de nadie y yo participo en el juego de la vida.
 
 
Mila Gomez