domingo, 18 de diciembre de 2016

El Castigo




Un matrimonio con su hija de doce años entran en un restaurante a comer, a la niña le viene de gusto pedir un plato exótico que no había probado jamás, los padres le advierten que seguramente no le gustará pero dejan que ella decida.  Efectivamente, a la niña no le gusta demasiado pero los padres reiteran. Ya te lo dijimos, ahora te lo comes que para eso lo pediste y es muy caro, no vamos a desperdiciarlo y pedir otra cosa.  Entre mohines y protestas pasaron la velada. 

Probablemente ninguno de los tres tuvo el provecho esperado de aquella castigada comida.  

La culpa, puede parecer insignificante, hasta que por culpa de la misma  alguien sea capaz de cometer una locura. 

*** 
El ser humano tiene tan arraigada la costumbre de sentirse culpable desde el principio de su origen, que le resulta fácil echar la culpa a alguien o a algo, también cargar con ella sobre sus hombros. Incluso por la más leve tontería se auto castiga con gran ingenio. La culpa pesa  como una losa de acero en los corazones desde el inicio de los tiempos. 

De la culpa, del  pecado, nace la violencia la desigualdad la desgracia la torpeza la mezquindad, en definitiva, la infelicidad. Todos nos sentimos culpables en algún momento y por ende pecadores, siempre hay algo, alguien, que nos lo recuerda sin cesar. Hay culpables y por consiguiente víctimas dentro de una cadena humana que parece no tener final.

Cuestiono esa demencial creencia y  me gustaría dejar de sentir, de ver, la culpa merodeando presta para el ataque en cualquier momento. Creo, que todo a de tener un propósito más elevado que no el mero básico racional. Si fue una todopoderosa Fuente llamémosle Dios, Universo, Energía o el mismo Amor quién creó y dotó de vida y belleza al ser humano, ¿pudo a la vez tener la osadía de crearlo en el pecado? Sinceramente, empiezo a creer que la culpa es invención del hombre mujer, algo terrenal, solo alguien que cree habitar, y ser, nada más que un cuerpo pudo crear el pecado para creer en él y por tal sentirse en su desgraciada consecuencia.  Una locura increíble de la que  desearía liberarme, perdonarme por creer en semejante desatino. 

En estos días en los que se celebra, de nuevo, la navidad y el nacimiento del Niño y la Inocencia, que sea el amor que abone el corazón humano y destierre la siembra del miedo a la culpa para no caer en el pecado de cometer barbaridades.

Feliz Navidad, y provechoso año nuevo, CORAZONES. 

Nos leemos en 2017, sed muy felices. 



Gracias.
Mila Gomez. 






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