miércoles, 27 de enero de 2016

La Señal


Tercera vida de Berto. Nueva oportunidad.



     Berto no tardó en volver a nacer, a su Alma le urgía librarse de una inmerecida culpa para superar un propósito de vida. Verse noble y capaz de valorarse como persona. En dos vidas fallado. Decidió su Alma, con alegría de poder participar en los envites de la vida junto a otras Almas, venir encarnado en cuerpo de mujer. Se puso para ello algún obstáculo, una señal recordatorio de cuál fue, su último error en vida. Y vino con la firme proposición de culminar su obra hasta el final, sin mediar ella por medio y dejando que la vida se encargase de guiarla. 


     

     Berta nació en la casa de un barrio normal de una ciudaden la que tendría que sobresalir de alguna manera para sentirse a gusto consigo misma. Era del montón en cuanto a estatura y fisonomía, más bien fea que guapa, baja que alta, particularidades por las que no destacaba en cuanto a beldad, y más tarde demostró no ser una genio en los estudios. 

     De pequeña no le importó comprobar que sus dos hermanas crecían más altas y bonitas que ella.  Tampoco demostraba interés a su peculiar marca de nacimiento, ¡hasta la divertía!; una filigrana  enrevesada de color sangre venosa. Una hendidura en la muñeca de la mano izquierda, parecida a un profundo corte que de vez en cuando le producía un calambre, se iba ensanchando tapando casi la totalidad del brazo, subía hasta el final del cuello y descendía hasta terminar en el corazón, cubriendo parcialmente el seno. 

     La vida se le complicó a Berta nada más empezar el colegio. Los niños, y después adolescentes, se encargaron de que se viera como una especie de obra circense.  Aquella atrevida marca sobresalía por el escote de su figura coqueta, nublando su sonrisa y emergiendo una tristeza. ¿Qué hice mal?, se preguntaba cuando se burlaban de ella.  

     Nunca disfrutó de un buen nado en el mar, a pesar de que lo deseaba.  Con su ropa, procuraba poner la que le tapase "la fealdad". Cuellos cisnes y mangas largas hasta en verano,  uniforme corporal con el que se sentía a gusto y más próxima del resto. Su  familia la observan hermosa, y animan a lucir su cuerpo sin darle tanta importancia a una gracia de la vida. Su señal de recuerdo. 

     En su naturalidad humana está un toque exquisito, a todas las personas que conoce las trata con sumo cariño y delicadeza, es sociable y alegre, de una dulzura que atrae y envuelve a quienes están cerca. Motivadora y generosa. Cualidades por la que se da a querer y pasa desapercibida su figura poco llamativa, que además, procura llevarla bien arropada.  

     No era igual cuando se trataba a sí misma, hablándose sin miramiento y hasta despectivamente. ¿Por qué he nacido con esta horrible marca roja? ¿Por qué, por qué…?  Para ella no había un cambio en la pregunta, ¿para qué?  La culpa asomaba, y se veía herida por haber obrado mal en algo que no recordaba, por consiguiente, el ego ofendido le hacía parecer desmerecedora de conocer el amor. ¿Quién la iba a querer con semejante tacha? Si al menos hubiera nacido hombre...Pero ella… Solo quería amar. 

     Un frío día de otoño en la que iba tapada hasta las orejas, le presentaron a un joven que estudiaba en la misma universidad que ella. Salva, así se llamaba, uno de los más cotizados entre muchas universitarias. 

     ¡Y lo que puede obrar una tacha sin mancha!  Que Salva no pudo desoír la alegría de Berta por mucho tiempo, y pronto se enamoró de ella y su gentileza, obviando lo que a simple vista no le importaba.

     Berta se enamoró de él a primera vista, y al verse después amada, acrecentó su temor y culpa,  ¿Qué pasaría cuando llegase los primeros calores y tuviese que ir despojándose de ropa?, luego el verano..., ¿Y cuándo intimasen? O su rostro fuera acariciado por la mano de su amado, que distraídamente, llegase a la Señal de su fealdad. 

     Berta vivió otoño y el invierno, controlando sus impulsos de abrazar a Salva y apartándolo del contacto íntimo. Pero al llegar el calor y las vacaciones en la universidad, Berta lo apartó tanto, que Salva se sintió despreciado en su loco amor. 

     La joven va sin rumbo escuchando sus pensamientos de reproche; no ha sido valiente para sentirse digna de ser amada. Tremendamente desdichada intenta comprender, el por qué  la marca le hacía verse tan fea e infeliz. ¡No era para tanto!  Y mientras, un conductor de coche ha de frenar bruscamente  propinando una caída a la chica, y ocasionándole contusiones en el área izquierda en donde está localizada su marca, y muy cerca del corazón. 

     ¡Mi corazón! , pensó, nada más despertarse de la caída.

     -Pude haber muerto, o bien perdido el brazo junto a la  Señal de nacimiento.
                                            ***
     Pasó enajenada un buen lapsus de tiempo contemplándose desnuda ante el espejo de su habitación. 

-Esta marca que rara es. 

     Habiendo estudiado por los libros, en especial esotéricos el significado de ciertas clases de marcas natales. 

     Por ende se decía; 

     -Es una señal de Karma, un recuerdo de otra vida. En alguna o varias de las pasadas algo horrible sucedió por mi causa, o participé en una tragedia en la que salí perjudicada. Un gran dolor a alguien, ¿tal vez a mí misma? Esta marca con hendidura en la muñeca intuyo, que es motivo de mi culpa o pecado. ¿O no? ¿Qué significará?. 

     Comienza a verse con benevolencia, y acto seguido asoma el ego cuestionando, si clausurarse en casa, o tomar un bote de somníferos que la lleven a los confines del sueño para no despertar jamás. Cualquier cosa sería preferible antes que sentirse desamada. 

     Entonces se fijó en una frase que tenía enmarcada, “Haz siempre lo imposible, no te rindas”.

     Y por suerte decidió; Si Su señal la iba a acompañar de por vida, mejor aceptarla corriendo el riesgo de ser despreciada por ella, que vivir sin saber hasta qué punto podía ser amada. 

     Era fea, y por alguna extraña razón se gustaba. 

     Valerosa, marcó un número en la computadora y conectó vía al amor. 

    Cuando Salva la tuvo enfrente con la marca descubierta, tan solo contempló a Berta con los ojos de un enamorado.

     Y sus manos, quedaron selladas...por un soplo de tiempo...una vida o dos vidas...una eternidad...

     Berta se dio la oportunidad de ser feliz y agradeció, a la gracia de la vida por haberla hecho valiente y merecedora de ser ella misma.   

FIN.

Hoja del diario de "Un Viajero en el tiempo".

Mila Gomez.



Gracias por seguir las historias de Berto, ojalá te hayan parecido amenas de leer y conocer.  



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